Autor de género negro con un universo y estilo tremendamente personal y rico, Juan Ramón Biedma vuelve a las librerías con Crisanta (Alianza). David Yagúe, 2023 — 20 MINUTOS Ahora se acaba de publicar su último trabajo, El sonido de tu cabello, que considero una de las novelas de serie negra mejores que he leído en los últimos años, narración que hace realidad, por otro lado, esa afirmación de que actualmente la novela de denuncia se ha refugiado en el thriller. (…) ¿Es necesario que les diga que a veces Juan Ramón Biedma me recuerda a James Ellroy? En verdad, era cosa casi hecha, pero la concomitancia con Ellroy está en la atmósfera... y en el talento. Juan Ángel Juristo, 2020 ABC Biedma se ha convertido en un artista de una nueva novela negra, esperpéntica, que podría calificarse de nieta de Valle Inclán y que es la mejor respuesta a los superventas de baja calidad que llenan las librerías. (Paco Ignacio Taibo II) Has escrito una novela brutal en el aspecto formal, ya lo sabes. Pero quiero decirte más, porque no somos normales, qué decir a estas alturas, porque lo formal es un ensayo de años. Es el fondo, el fondo me conmueve. Has descrito el manual de supervivencia para seres inteligentes. Cristina Fallarás sobre El humo en la botella. (Su blog 25/06/2010) "Lo que Biedma desarrolla es una obra inquietante y anómala, de tonos góticos, truculentos y draculianos, entrecruzada de realismo mágico..." (Fernando Martínez Laínez, ABC) Biedma es uno de los autores más originales del panorama actual. No solo por su temática (tan personal que es imposible ceñirla con etiquetas rígidas como novela negra, gótica, terror, ciencia ficción… porque es todo eso, pero no solo eso) sino también por su estilo. Utilizando una prosa compleja y exacta. Elegante a la hora de mostrar la perversidad del mundo. Cuando uno lee a Biedma sabe que está ante otra cosa. Carlos Augusto Casas, PÚBLICO (Febrero—2019) “Novelas como El manuscrito de Dios, o El imán y la brújula han ido acuñando un estilo ciertamente singular de entender la literatura de acción, en un género que Juan Ramón Biedma reinventa con materiales procedentes del cómic, de la novela negra, gótica y de terror. Sólo que sus bellas y sus bestias, sus paladines y dragones están, además, tamizados por el oscuro velo de la locura (...) ¿Qué es lo que se ve a través de Biedma? Un horizonte, una nueva dimensión literaria en esas rotas ventanas de escenarios semiderruidos.” Juan Bolea en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN (11-junio-2008) Un poderoso nivel descriptivo cuya mejor definición es cinematográfico y una exactitud exquisita en la elaboración del diálogo como elemento caracterizador de los personajes y como elemento catalizador de acciones en sus tramas noveladas. El resultado es explosivo y provoca una adicción a ese fenómeno literario que ya conocemos como Juan Ramón Biedma. Amir Valle, OTRO LUNES. Y está la noche, ese territorio tan querido para un autor tenebrista como Biedma, el mejor Caravaggio de la literatura negra española contemporánea: “El amanecer es el fracaso de todo lo malo, todo lo sucio, todo lo oculto, todo lo resguardado, todo lo agridulce. Al amanecer se imponen la chabacanería y el imperio de los profesores y los jueces”. Jesús Lens, 2020 DIARIO IDEAL. "... Biedma se ha consolidado como un autor de personalidad marcada, erudito y sólido, de carisma magnético y prosa afilada." (David G. Panadero, PRÓTESIS) El español Juan Ramón Biedma, con El imán y la brújula ha ganado hoy el premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra que concede la Asociación Internacional de Escritores Policíacos en la Semana Negra de Gijón. EL PAÍS, 18/07/2008 Biedma se hunde en el abismo de la esquizofrenia en su último libro. EL MUNDO, 1-5-2008 Biedma se adentra en el género juvenil con El efecto Transilvania (Roca) una aventura de endiablado ritmo y tintes inquietantes en la que indaga los mecanismos mentales y emocionales del delirio. Begoña Piña en QUÉ LEER, Mayo - 2008 Se lee de una tirada, apenas voy en la tercera parte de El efecto Transilvania, de un tirón, lúgubre y a la vez festiva. Se lee por acá en medio de la ciudad de México, que atrapada por la influenza y la epidemia, resulta menos inquietante que la novela de Biedma. Eduardo Monteverde en DIEZ NEGRITOS Sugerencia de lectura: El humo en la botella, de Juan Ramón Biedma. Luis García Montero en EL PAÍS, 19/08/2010 Y es que Biedma también construye tramas de estilo arácnido: tiende una fina tela de araña en torno a un lector que queda irremisiblemente atrapado en ella, sin posibilidad de escape. Jesús Lens Espinosa de los Monteros en PATEANDO EL MUNDO Por cierto: la nueva novela de Juan Ramón Biedma es extraordinaria. Como siempre. Una de esas obras inolvidables que uno, tras volver la última página, envidia. Que simplemente lamenta no ser capaz de componer. Francis P. Fernández (Febrero 2015 en Prótesis) “La novela negra local tiene este año buenas noticias. Una de ella es este revulsivo del género llamado El espejo del monstruo, segunda novela del sevillano Juan Ramón Biedma... “ (Lilian Neuman, LA VANGUARDIA) "Intérnate en sus páginas (...) si lo que te atrae es esa sospecha de que la última palabra no ha sido dicha. Búscala en frases lacerantes de Biedma, en el humor que como la luz de una cerilla alivia las escenas más negras." (Guillermo Orsi, LA GANGSTERERA) "Biedma narra de una manera original. Decidido a alejarse de la realidad, a configurar un mundo propio... " (Juan Bolea, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN) |
Juan Ramón Biedma es un doble descubrimiento de la Semana Negra de Gijón. Lo fue el año pasado cuando su novela El manuscrito de Dios quedó finalista del premio Umbriel - Semana Negra, que se falla en cada edición de esta feria del libro, y lo fue ayer al presentar en público esta obra de debut, un texto anticlerical, al borde del surrealismo, que pone en blanco y negro los problemas de una Sevilla multicolor, camuflados por su gancho turístico y los tópicos. Biedma (Sevilla, 1962) estudió Derecho, que no acabó, ha sido locutor y guionista de radio, crítico de música y cine, ha publicado relatos breves en antologías al margen de los circuitos comerciales y trabaja en Gestión de Emergencias. El manuscrito de Dios (Ediciones B) llegó a las librerías a finales de junio y ya se ha agotado la primera edición. La novela, "gótica, negrísima, violenta, salvaje, bien escrita y de una lectura que atrapa" según Paco Ignacio Taibo II, director de la Semana Negra, transcurre en una Sevilla poco menos que apocalíptica, oscura, donde siempre llueve, con sanatorios abandonados, mendigos cobijados en aparcamientos y todo ello a la sombra de una catedral siniestra. Los elementos que articulan la narración son la búsqueda de un manuscrito perdido en la antigüedad, el rastreo de cinco maletas que nadie sabe qué contienen y tres personajes esenciales: un sacerdote, la hija de otro cura y un mendigo. Este tenebroso panorama es en realidad la paradoja de la Sevilla de hoy, una ciudad que, según el autor, contiene peligros muy reales: "Asolada por la droga, con grandes diferencias sociales y zonas donde ni siquiera la policía se atreve a entrar" Biedma añade que ha querido dar un enfoque esperpéntico para "reflejar con cristales deformados el día a día de la gente". Acabó la novela en el 2001, cuando la moda de los thrillers históricos con protagonistas a la búsqueda de códigos, sábanas y arcas de Noé aún no había copado las librerías españolas. "Mi novela recupera los elementos que se fijaron en mi imaginación infantil, atmósferas cerradas, ambientes tristes y manuscritos que aparecen en toda la literatura esotérica". M. Eugenia Ibáñez, RedAragón |
EL MANUSCRITO DE DIOS
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En una Sevilla milenaria y futurista, ennegrecida porque nunca sale el sol, Biedma trata de 'plasmar un juego de miradas a través de espejos', reivindicando la novela negra convencional en la que hay un patrón de asesinatos de monstruos malformados e investigaciones.
Biedma distorsiona la realidad para mostrarla en 'El espejo del monstruo' (EFE) Set Santiago, un abogado que acaba de cumplir condena por el asesinato de su hija, es contratado para realizar el seguimiento del extraño crimen de una persona con graves malformaciones mientras que un policía con la cara quemada dirige la investigación en su primer caso tras vivir marginado en el turno de noche. 'Monstruos investigando a monstruos', resumió Biedma antes de aclarar que 'son monstruos que dan miedo a la gente pero también se asustan de la gente' en una 'Sevilla distorsionada para que salga a la luz la real y oscura de los barrios marginales donde no se atreve a entrar ni la Policía', explicó Biedma... |
El espejo del monstruo** Lo specchio del mostro(Reseña en italiano Il Falcone Maltese)
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El espejo del monstruo** The monster's looking-glass.(Reseña en inglés, EUROPOLAR)
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"El imán y la brújula"(Bibliópolis)
Cuando uno comienza la lectura de El imán y la brújula, tarda poco en sentir el magnetismo de un escritor que conjura la literatura como el arte arcano y sorprendente que siempre debería ser. Con lo cual, pasadas pocas páginas, Juan Ramón Biedma nos guía, aún contra nuestra voluntad, por caminos no siempre recomendables, pero no por ello menos estimulantes.
David G. Panadero |
nortecastilla.esLa Semana Negra concluye con más visitantes y menos ventas
19.07.10 - 01:52 - AGENCIAS | GIJÓN
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ENTREVISTA PARA ANDALUCÍA CRÍTICAhttp://www.diariocritico.com/andalucia/2011/ Junio/entrevistas/274522/iglesias-entre.htmlUna novela de zombis ambientada en la capital hispalense, con todo lo que eso conlleva. ¿Qué tal ha sido la acogida del libro?
Cuando inicié la presentación de la novela por distintos lugares del país iba dispuesto a aproximar su contenido a un público que quizás se mostrara extrañado ante una historia donde confluían el género policíaco y el de zombis, con la extravagancia, además, de estar emplazada en una ciudad como Sevilla.
Tengo entendido que el nacimiento de esta novela fue casual. Una propuesta en un principio casi rechazada pero que poco a poco comienza a dar forma en su cabeza…
No es extraordinario que los autores recibamos ofertas para escribir relatos o artículos sobre temas concretos, pero una novela de encargo, con todo el tiempo y las dificultades de ejecución que conlleva, es bastante menos frecuente. Por eso mi primera reacción fue negativa, ya que por entonces estaba preparando un proyecto completamente distinto.
Usted, que me consta que es un buen conocedor del universo zombi, ¿qué referencias ha empleado para la confección de la novela? La enorme ventaja de que estemos hablando de un mito tan extendido es que se crea una especie de lenguaje de claves comunes que nos permiten movernos por el género sin tener que reinventarlo constantemente. Por ejemplo, en mi novela no se explica en ningún momento el origen de la plaga de los no muertos. No hace falta. Eso ya lo explicaron los que vinieron antes que yo. Todos sabemos que es perfectamente posible que el día menos pensado los muertos se pongan de pie. Eso me ha permitido centrarme en la peripecia de los personajes, en enriquecerla, sin perder el tiempo en detalles conocidos por todos. Quizá, dentro de esa caracterización creada por el maestro George A. Romero, una de las innovaciones más llamativas que introduce en la novela sea la velocidad de movimiento de los resucitados…
Introducir innovaciones en los manuales de patología zombi es muy peligroso; como te descuides, y esto le ha ocurrido en más de una ocasión al propio Romero, pierdes toda credibilidad y terminas bordeando el ridículo o cayendo abiertamente en él.
Aunque ambientación aparte, Antirresurrección es un policial y su peso recae en esa trama negra…
Unos meses después de haber sido publicada, después de haber conversado ya con muchísimos lectores, puedo decir que todos coinciden en el argumento funciona perfectamente como una novela negra, al margen del contexto de resucitados en el que se mueve, aunque al final procuro que todos los hilos de la historia estén conectados con el mundo en el que tiene lugar.
Aquí lo peor no son los muertos vivientes, si no la propia gente con la que se tiene que convivir para sobrevivir…
En un pasaje de Antirresurrección se dice que el mundo ya ha terminado, que la gente está viviendo su epílogo. Es inevitable que en un mundo donde lo peor ya ha ocurrido, el régimen moral que comparten los personajes se vaya desdibujando.
Esa “descomposición” que subyace tiene mucha fuerza simbólica, mucha de metáfora, ¿no?
La descomposición apreciable en la novela, más que simbólica, es bastante realista, prácticamente costumbrista.
¿Es el zombi un universo netamente cinematográfico, o puede desarrollarse también con éxito en la literatura?
Ni siquiera la mayor superproducción de Hollywood resiste el examen atento de un primerísimo plano. La novela, en cambio, tiene una gran ventaja y es que el departamento de caracterización de los monstruos está a cargo de cada lector.
Muchas gracias. |
LA GANGSTERERAAntirresurrección. Poli eres, y en zombi te convertirás.Por Sergio Vera Valencia.
A poco que el lector que, por curiosidad o mera inconsciencia, haya llegado hasta estas líneas, se declare culpable de reincidir con premeditación, alevosía y relativa asiduidad en el género negro, sabrá que más de ochenta primaveras han pasado desde su alumbramiento, desde que Dashiel Hammett recogiera su “Cosecha roja”, y con ella, naciera el llamado “Hard Boiled”, el ya clásico arquetipo del detective duro y solitario que , con más pena que gloria y más músculo que seso, lucha por desatascar, al menos en parte (ínfima, pero parte al fin y al cabo), las hediondas cloacas de la sociedad en que le ha tocado malvivir.
Antirresurrección.
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CUESTIONARIO FIAT LUX- ¿Por qué le dio por escribir novela negra? En ningún momento decidí dedicarme al policiaco; sólo después de haber escrito bastantes relatos y algunas novelas fui consciente de donde había caído y de que no me apetecía salir de allí. - En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba? Con los ladrones siempre, hasta que me echaban de la banda por deshonesto, inmoral y corrupto. - Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría? Hay una anciana de 86 años en mi barrio a la que se la tengo jurada, empezaría por ella. Y después a un taxista madrileño, al marido de una amiga, al técnico que me reparó el frigorífico hace tres años... La propuesta es muy tentadora. - ¿Qué o a quién atracaría? La primera respuesta que se me ocurre es un banco o uno de esas casas de empeño que han proliferado con la crisis. Pero al final haría la gilipollez de atracar una librería como Negra y Criminal o Estudio en escarlata con un camión para llevarme todas sus existencias. - Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos? Mi modelo siempre ha sido Lew Archer, que es como un psicoterapeuta a domicilio involucrado en las peores historias con las peores soluciones. - Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos? Cualquiera de los personajes libertarios del marqués de Sade. - Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués Ross Macdonald (el más inteligente), Chester Himes (el más comprometido) Vázquez Montalbán (el más poético) - ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento? Hace muy pocos meses un indigente, ex actor, esquizofrénico, murió al ser reducido por la policía... La novela comenzaría por una de sus representaciones y seguiría con una de sus escenas callejeras. Todo parecería indicar que fue su pasado el que lo perseguía, pero no sería así. - ¿Por qué se escribe tanta novela negra? Supongo que hay múltiples razones, entre ellas que no hay género más hipnótico que éste, pero también influye que cierto número de autores se pasan a él porque creen que es fácil de practicar, de ahí que encontremos tanto libro de desecho. - ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra? Porque no hay género más interactivo entre autor y lector. - ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)? La gente ya es bastante mala por sí misma, se cohíbe poco a la hora de practicar la maldad y podría dar clases de cómo llevarla a cabo. Son la mayoría de los escritores los que deben aprender del ciudadano corriente. - ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales? Me remito a la pregunta anterior. - Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador? ¿Puede ser un investigador criminal? - Dígame una ciudad para cometer un delito Pamplona, que es la última que acabo de descubrir. - Cine Negro: una película (o unas películas) Inquietudes, de Alan Rudolph. La huida, de Sam Peckinpah. Chinatown de Roman Polanski... - Póngame una banda sonora para leer novela negra Luigi Rubino - A Theme For The Moon. - ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música? Me pongo música permanentemente, música que dependerá del nivel de concentración que necesite, del tema en el que esté trabajando, de mis nuevos descubrimientos. El listado sería inacabable. - ¿Cómo es su espacio de trabajo? Un despacho pequeño, rodeado de libros, juguetes y armas. - ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…? Me paso el día frente al ordenador, pero la mañana la dedico más bien a trámites administrativos, documentación, redes. Cuando de verdad comienzo a escribir es por la tarde/noche. - Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir? Eliminado el tabaco, ningún otro acompañamiento merece la pena. - ¿Cómo se documenta para sus novelas? Fundamentalmente a través de consultas bibliográficas, hemerotecas e internet, pero también tengo la suerte de disponer de algunos amigos que me proporcionan una impagable información acerca de algunas parcelas muy concretas - ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta? Lo que siempre anoté en libretas ahora va al móvil, que tiene capacidad ilimitada. Lo último: Recuérdame mejor de lo que soy. Penny Dreadful - ¿Empieza por el título o el título ya surgirá? Soy incapaz de trabajar en algo que carezca de título. - ¿Corrige mucho? Intento corregirlo todo y casi todo lo que merece la pena es fruto de esas correcciones. Pero siempre tengo la sensación de no corregir lo suficiente. - ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?
Desde que no fumo, las manías ya no tienen ninguna gracia.
- ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón? Se trata de unos cuentos, pero quizás el título de la colección sea lo único reutilizable, así que no voy a decirlo públicamente. - ¿En qué está trabajando ahora? En una nueva novela, quizás la más negra que he escrito. Y, como editor, en la mejor antología de relatos de autores españoles que se pueda imaginar. - ¿Qué está leyendo ahora mismo? “El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez - ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo? Como hablamos de detectives, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. - Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros? Las obras completas de Fu Manchú, de Sax Rohmer, bastante difícil de encontrar. Tan gratificante como casi todas las aventuras de los villanos. - ¿La mejor forma de matar? Como en el sexo, de forma sucia y sin precauciones de ninguna clase, disfrutando el momento. - ¿Su entretenimiento favorito? Un dolce far niente durante el que termino haciendo demasiadas cosas. Juan Ramón Biedma / Enero - 2015 |
Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasadoBiedma desde la brumaLa nueva novela de Juan Ramón Biedma nos llega envuelta en una densa nebulosa de smog y violencia contenida, latente, difusa pero eficiente. Nacida en calles sucias, crecida en bajos fondos de sempiterno olor a carbonilla, madera a medio quemar, mataderos mal ventilados y detritus. Criada a los pechos secos de putas desdentadas y enfermas. Acunada en el regazo de la inanición, la desolación, la sórdida violencia del lumpen y la inmoralidad del resurrecionismo. Ilustrada en la escuela del ocultismo y educada en los más turbios y perversos recovecos de lo esotérico. La nueva novela de Biedma, que se sustancia desde un marasmo de bruma densa y plomiza, sabe a pescado pasándose en una ruinosa lonja del Támesis. Huele como el sudor y la sangre estratificados sobre la pared del local que aloja cientos de peleas ilegales. Suena como lo hace el dolor de los estómagos vacíos de los miserables, y se queja con la oronda displicencia de las tripas llenas de los nobles. Vicios y virtudes. Gritos y golpes. Quizá solo vida. La nueva novela de Biedma es, por cierto, extraordinaria. Sobre el fondo de ese tétrico Londres de finales del siglo XIX que se desangra lentamente por debajo del trampantojo de mansas apariencias y buenas costumbres precariamente sostenido por el victorianismo, Holmes y Moriarty, héroe y antihéroe -los epítetos son intercambiables en este caso-, van a librar la penúltima batalla. Un episodio más en esa guerra eterna que, en realidad, no deja de ser el viejo combate del hombre contra sí mismo, de lo mejor y de lo peor que hay en nosotros pugnando por imponer su criterio al mundo para retorcer el pescuezo al pollo manchado de la realidad. Con una salvedad: nadie encarna nada y no existen posiciones cerradas ni trincheras porque ambos, cada uno a su modo, asumen su parte de bondad, de maldad, de idealismo, de convicción y de odio, lejos de los esquemas planos de pasados romanticismos decimonónicos. Pues del mismo modo que Carl Gustav Jung nos hizo saber que la personalidad estaría incompleta si no contuviera de alguna manera a su opuesto, Biedma ha comprendido que Holmes y Moriarty, en el fondo y por encima de clichés manidos, son demasiado parecidos como para ignorarse mutuamente. Como para no respetarse y detestarse con placer siempre correspondido. Moriarty y Holmes –tanto monta- son en manos de Juan Ramón Biedma tipos que se perciben por encima de la altura de su tiempo, por encima del escenario y de sus actores. Tipos que alzan la vista sobre la masificación de las medianías que en el pecado mismo de sus propias excelencias y decisiones llevan inscrita la penitencia de sus vidas. A lo largo de la novela quiero imaginarlos como el Joker y Batman de la última página de La broma asesina: mirándose a los ojos, entre carcajadas, como uno miraría su reflejo absurdo en un espejo deformante. Separados únicamente por la precariedad de una línea pintada sobre el asfalto mojado. A ambos les bastaría con dar un simple paso y cruzar esa línea sucia para convertirse en el otro. Pero ninguno de los dos lo hará porque ya han tomado partido y asumido como parte intrínseca de sí mismos un destino inquebrantable. La nueva novela de Biedma, como todas, nos relata una historia coral que ya se intuye desde su título a priori enigmático, a posteriori coherente. Es crisol de relatos, personajes, existencias y vivencias aparentemente inconexas –lo importante en este caso es la apariencia misma- que caminan hacia un mismo fin, que explotan en una apoteosis cósmica de consecuencias imprevisibles. Porque la vida es compleja, multicausal, y la única verdad metafísica es que todo se encuentra interconectado en el andamiaje de esta charada universal que es el mundo. Un mismo tren en el que todos los viajeros deben desarrollar su propio trabajo para que el convoy alcance su destino, que siempre es el de todos ellos en general, pero el de ninguno en particular. Piezas de un reloj eterno que late hasta agotar la clepsidra del tiempo. Hacía mucho tiempo que Biedma, desde siempre un admirador entregado de los relatos de Sherlock Holmes, me venía hablando de su interés por escribir esta historia. Un proyecto que tardó en madurar porque lo bueno necesita ser pensado y repensado con calma. Y el resultado final, construido sobre un excelente trabajo de documentación, se encuentra muy por encima de mis mejores expectativas y ha demolido cualquier viso de escepticismo. No es solo que la cuidada prosa de Biedma –que es un escritor sensacional como ya nos ha demostrado muchas veces- se ajuste como un guante al contexto de sabor gótico, a ratos emborrachado de Poe, en el que nada la historia. Es también que ha sabido ir más allá de la inspiración original para descubrir nuevas facetas y detalles, nuevas formas y fondos que tal vez latieran ya de alguna manera en los textos de Conan Doyle, pero que nuestro Biedma ha sabido desarrollar y expandir desde la panorámica del presente. Menos inocente y más retorcida si se quiere, pero también mucho más auténtica. Parafraseando a Nietzsche podríamos decir que Arthur Conan Doyle ha muerto, y que Biedma lo ha matado. Con sumo respeto. Con grave admiración. Incluso con la severidad solemne que preside el sepelio de los grandes hombres. Con la más distinguida consideración, pero sin piedad de clase alguna porque nadie concede lo que no se pide. Y tengo la impresión de que Doyle debió sonreír entretanto recibía cada puñalada con el emocionado acomodo del maestro que se reconoce en ese discípulo que vuela, y evoluciona, y transforma la herencia recibida para volar más allá del horizonte sobre alas nuevas. Tal cual debió sonreír Julio César tras la embestida postrera de un Bruto que –siempre lo he creído- nunca traicionó al tutor sino que, en todo caso, se limitaba a despedirse del docente demostrando en la práctica misma cuánto había aprendido. Por cierto: la nueva novela de Juan Ramón Biedma es extraordinaria. Como siempre. Una de esas obras inolvidables que uno, tras volver la última página, envidia. Que simplemente lamenta no ser capaz de componer.
© Francis P. Fernández
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