Juan Ramón Biedma







Autor de género negro con un universo y estilo tremendamente personal y rico, Juan Ramón Biedma vuelve a las librerías con Crisanta (Alianza).
David Yagúe, 2023 — 20 MINUTOS

Ahora se acaba de publicar su último trabajo, El sonido de tu cabello, que considero una de las novelas de serie negra mejores que he leído en los últimos años, narración que hace realidad, por otro lado, esa afirmación de que actualmente la novela de denuncia se ha refugiado en el thriller. (…)
¿Es necesario que les diga que a veces Juan Ramón Biedma me recuerda a James Ellroy? En verdad, era cosa casi hecha, pero la concomitancia con Ellroy está en la atmósfera... y en el talento.
Juan Ángel Juristo, 2020 ABC

Biedma se ha convertido en un artista de una nueva novela negra, esperpéntica, que podría calificarse de nieta de Valle Inclán y que es la mejor respuesta a los superventas de baja calidad que llenan las librerías.
(Paco Ignacio Taibo II)

Has escrito una novela brutal en el aspecto formal, ya lo sabes. Pero quiero decirte más, porque no somos normales, qué decir a estas alturas, porque lo formal es un ensayo de años. Es el fondo, el fondo me conmueve. Has descrito el manual de supervivencia para seres inteligentes.
Cristina Fallarás sobre El humo en la botella. (Su blog 25/06/2010)

"Lo que Biedma desarrolla es una obra inquietante y anómala, de tonos góticos, truculentos y draculianos, entrecruzada de realismo mágico..."
(Fernando Martínez Laínez, ABC)

Biedma es uno de los autores más originales del panorama actual. No solo por su temática (tan personal que es imposible ceñirla con etiquetas rígidas como novela negra, gótica, terror, ciencia ficción… porque es todo eso, pero no solo eso) sino también por su estilo. Utilizando una prosa compleja y exacta. Elegante a la hora de mostrar la perversidad del mundo. Cuando uno lee a Biedma sabe que está ante otra cosa.
Carlos Augusto Casas, PÚBLICO (Febrero—2019)

“Novelas como El manuscrito de Dios, o El imán y la brújula han ido acuñando un estilo ciertamente singular de entender la literatura de acción, en un género que Juan Ramón Biedma reinventa con materiales procedentes del cómic, de la novela negra, gótica y de terror. Sólo que sus bellas y sus bestias, sus paladines y dragones están, además, tamizados por el oscuro velo de la locura (...) ¿Qué es lo que se ve a través de Biedma? Un horizonte, una nueva dimensión literaria en esas rotas ventanas de escenarios semiderruidos.”
Juan Bolea en EL PERIÓDICO DE ARAGÓN (11-junio-2008)

Un poderoso nivel descriptivo cuya mejor definición es cinematográfico y una exactitud exquisita en la elaboración del diálogo como elemento caracterizador de los personajes y como elemento catalizador de acciones en sus tramas noveladas. El resultado es explosivo y provoca una adicción a ese fenómeno literario que ya conocemos como Juan Ramón Biedma.
Amir Valle, OTRO LUNES.

Y está la noche, ese territorio tan querido para un autor tenebrista como Biedma, el mejor Caravaggio de la literatura negra española contemporánea: “El amanecer es el fracaso de todo lo malo, todo lo sucio, todo lo oculto, todo lo resguardado, todo lo agridulce. Al amanecer se imponen la chabacanería y el imperio de los profesores y los jueces”.
Jesús Lens, 2020 DIARIO IDEAL.

"... Biedma se ha consolidado como un autor de personalidad marcada, erudito y sólido, de carisma magnético y prosa afilada."
(David G. Panadero, PRÓTESIS)

El español Juan Ramón Biedma, con El imán y la brújula ha ganado hoy el premio Dashiell Hammett a la mejor novela negra que concede la Asociación Internacional de Escritores Policíacos en la Semana Negra de Gijón.
EL PAÍS, 18/07/2008

Biedma se hunde en el abismo de la esquizofrenia en su último libro.
EL MUNDO, 1-5-2008

Biedma se adentra en el género juvenil con El efecto Transilvania (Roca) una aventura de endiablado ritmo y tintes inquietantes en la que indaga los mecanismos mentales y emocionales del delirio.
Begoña Piña en QUÉ LEER, Mayo - 2008

Se lee de una tirada, apenas voy en la tercera parte de El efecto Transilvania, de un tirón, lúgubre y a la vez festiva. Se lee por acá en medio de la ciudad de México, que atrapada por la influenza y la epidemia, resulta menos inquietante que la novela de Biedma.
Eduardo Monteverde en DIEZ NEGRITOS

Sugerencia de lectura: El humo en la botella, de Juan Ramón Biedma.
Luis García Montero en EL PAÍS, 19/08/2010

Y es que Biedma también construye tramas de estilo arácnido: tiende una fina tela de araña en torno a un lector que queda irremisiblemente atrapado en ella, sin posibilidad de escape.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros en PATEANDO EL MUNDO

Por cierto: la nueva novela de Juan Ramón Biedma es extraordinaria. Como siempre. Una de esas obras inolvidables que uno, tras volver la última página, envidia. Que simplemente lamenta no ser capaz de componer.
Francis P. Fernández (Febrero 2015 en Prótesis)

“La novela negra local tiene este año buenas noticias. Una de ella es este revulsivo del género llamado El espejo del monstruo, segunda novela del sevillano Juan Ramón Biedma... “
(Lilian Neuman, LA VANGUARDIA)

"Intérnate en sus páginas (...) si lo que te atrae es esa sospecha de que la última palabra no ha sido dicha. Búscala en frases lacerantes de Biedma, en el humor que como la luz de una cerilla alivia las escenas más negras."
(Guillermo Orsi, LA GANGSTERERA)

"Biedma narra de una manera original. Decidido a alejarse de la realidad, a configurar un mundo propio... "
(Juan Bolea, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)





Jueves, 14 de Julio de 2005, 06:05 a.m.
Juan Ramón Biedma debuta con éxito con una novela anticlerical


"El manuscrito de Dios" ha agotado la primera edición




Juan Ramón Biedma es un doble descubrimiento de la Semana Negra de Gijón. Lo fue el año pasado cuando su novela El manuscrito de Dios quedó finalista del premio Umbriel - Semana Negra, que se falla en cada edición de esta feria del libro, y lo fue ayer al presentar en público esta obra de debut, un texto anticlerical, al borde del surrealismo, que pone en blanco y negro los problemas de una Sevilla multicolor, camuflados por su gancho turístico y los tópicos.

Biedma (Sevilla, 1962) estudió Derecho, que no acabó, ha sido locutor y guionista de radio, crítico de música y cine, ha publicado relatos breves en antologías al margen de los circuitos comerciales y trabaja en Gestión de Emergencias. El manuscrito de Dios (Ediciones B) llegó a las librerías a finales de junio y ya se ha agotado la primera edición.

La novela, "gótica, negrísima, violenta, salvaje, bien escrita y de una lectura que atrapa" según Paco Ignacio Taibo II, director de la Semana Negra, transcurre en una Sevilla poco menos que apocalíptica, oscura, donde siempre llueve, con sanatorios abandonados, mendigos cobijados en aparcamientos y todo ello a la sombra de una catedral siniestra. Los elementos que articulan la narración son la búsqueda de un manuscrito perdido en la antigüedad, el rastreo de cinco maletas que nadie sabe qué contienen y tres personajes esenciales: un sacerdote, la hija de otro cura y un mendigo.

Este tenebroso panorama es en realidad la paradoja de la Sevilla de hoy, una ciudad que, según el autor, contiene peligros muy reales: "Asolada por la droga, con grandes diferencias sociales y zonas donde ni siquiera la policía se atreve a entrar" Biedma añade que ha querido dar un enfoque esperpéntico para "reflejar con cristales deformados el día a día de la gente".

Acabó la novela en el 2001, cuando la moda de los thrillers históricos con protagonistas a la búsqueda de códigos, sábanas y arcas de Noé aún no había copado las librerías españolas. "Mi novela recupera los elementos que se fijaron en mi imaginación infantil, atmósferas cerradas, ambientes tristes y manuscritos que aparecen en toda la literatura esotérica".


M. Eugenia Ibáñez, RedAragón








EL MANUSCRITO DE DIOS

(Artículo en francés de PinguiLibro)



Juan Ramón BIEDMA est né il y a 41 ans dans la ville de Séville, ville où encore actuellement il réside. Juan Ramon Biedma est un jeune talent espagnol dans le domaine des thrillers. Après des études de Droit, il s'est consacré à gérér les urgences. Il a été animateur radio, scénariste, critique musical et de cinéma, et actuellement il collabore de façon habituelle dans diverses publications et sites internet.
Sa carrière littéraire récente débute avec la publication de son premier roman qui est El Manuscrito de Dios. Best-seller très bien accueilli par la critique et le public, son premier roman a obtenu plusieurs prix littéraires. Il faut souligner en particulier l'obtention de la Mention spéciale du jury du Second Prix Umbriel décerné durant la Semaine Noire de Gijon en 2004. Après le grand succès obtenu avec El Manuscrito de Dios, il a publié son deuxième roman: El espejo del monstruo.
Dans la lignée du très célèbre Da Vinci Code mais avec un talent littéraire plus élaboré que celui de Dan Brown selon moi, Juan Ramon Biedma a réussi à élaborer un thriller beaucoup plus intéressant. Que serai Dan Brown sans les idées fantastiques de son éditeur ? J'ai décidé de vous faire découvrir un thriller qui implique également l'Eglise mais d'un auteur qui vous rappelle qu'il s'agit d'une fiction.
Imaginez-vous dans la belle ville de Séville mais six jours avant la fin de l'an 2000. Il pleut sans cesse depuis douze jours dans une ville qui ne ressemble en rien aux jolies photos colorées que l'on trouve dans les agences de voyages. L'ambiance est froide, des évènements impliquant la mort se répètent et on aperçoit le spectre de l'apocalypse à chaque souffle des personnages. Durant les six derniers jours de l'année, un voiturier sans souvenirs, une femme sans aucun futur et un pretre sans passé vont devoir affronter une alliance héritière de l'Inquisition ainsi que d'autres puissances bien plus obscures pour retrouver cinq valisant contenant chacune une partie d'un manuscrit. L'ombre de l'Inquisition est présente à chaque avancée de nos anti-héros qui vont devoir lutter contre des forces qu'ils méconnaissent pour obtenir un manuscrit qu'ils ne veulent pas possédé. Au long de leurs recherches, Juan Ramon Biedma nous plonge dans une ambiance glauque nous faisant découvrir une autre facette de Séville, une Séville chamboulée par les circonstances et extrèmement dangereuse. Nous entrainant dans des chapelles profanées, des hopitaux abandonnés, les recoins de certaines bibliothèques anciennes ainsi que des asiles et autres sous-terrains servant de bases aux mendiants de la vieille ville, on est entrainés par un style original avec un rythme narratif absorbant. Le roman possède un rythme trépidant marqué également par les pages du journal d'un ancien pretre qui va au fur et à mesure apporter certaines réponses aux énygmes que découvrent nos trois anti-héros.
Voici un thriller duquel je ne peux pas vous donner plus de détails puisqu'il est tellement bien ficelé que si je vous révèle d'autres détails, je risque de vous gacher sa lecture. Découvrez une autre Séville et apprécier une vraie fiction qui ne se fait pas passer pour ce qu'elle n'est pas. Bonne lecture.







Biedma distorsiona la realidad para mostrarla en
'El espejo del monstruo'
(EFE)

El escritor Juan Ramón Biedma (Sevilla, 1962) presentó hoy en el marco del festival Semana Negra su segundo y último libro, 'El espejo del monstruo' (Ediciones B), en el que apuesta por distorsionar la realidad deliberadamente para sacar a relucir lo que nadie quiere vivir y existe en la marginalidad'. En una Sevilla milenaria y futurista, ennegrecida porque nunca sale el sol, Biedma trata de 'plasmar un juego de miradas a través de espejos', reivindicando la novela negra convencional en la que hay un patrón de asesinatos de monstruos malformados e investigaciones.

Set Santiago, un abogado que acaba de cumplir condena por el asesinato de su hija, es contratado para realizar el seguimiento del extraño crimen de una persona con graves malformaciones mientras que un policía con la cara quemada dirige la investigación en su primer caso tras vivir marginado en el turno de noche.

'Monstruos investigando a monstruos', resumió Biedma antes de aclarar que 'son monstruos que dan miedo a la gente pero también se asustan de la gente' en una 'Sevilla distorsionada para que salga a la luz la real y oscura de los barrios marginales donde no se atreve a entrar ni la Policía', explicó Biedma...






El espejo del monstruo*

* Lo specchio del mostro

(Reseña en italiano Il Falcone Maltese)
Zeki


Traduzione: Giuseppina La Ciura


" Come l'infezione si fa strada inevitabilmente attraverso il tessuto organico con il quale resta in contatto, così nella letteratura accademica nascono mutanti provenienti dalla sua esposizione alle diverse ingegnerie di genere" ha recentemente detto l'autore; e ,in verità, lo dimostra in questa sua nuova opera. El espejo del monstruo, in effetti, passa per gli spazi lugubri del romanticismo gotico, l'horror truculento, un retrogusto per il bizzarro e una feroce critica sociale. Il racconto si impegna " nel portare alla luce"- diciamo- gli aspetti di noi stessi, che ostinatamente ci rifiutiamo di vedere nel quotidiano. Questa società compiaciuta di se stessa in cui chi supera la taglia 38 non appare in fotografia e che basa i suoi successi su valori estetici irreali che spingono a supplire alle carenze con appositi consumi. Il diritto alla differenza si è tramutato in un anelito pericoloso e sovversivo capace di rompere il consenso gregario. Questo è lo specchio che ci riflette.
Biedma ricorre alle tecniche più varie della letteratura popolare, dal feuilleton al racconto di suspense e terrore, per rendere armonioso un suggestivo discorso narrativo, che tiene il lettore con il fiato sospeso nella contemplazione di una sequenza di incisioni sensazionali a puntasecca, come quelle che illustravano i periodici del XIX secolo. Simultaneamente, questa proposta narrativa sotto.
l'involucro di una storia in cui l'avventura si mescola con il mistero, condita da elementi della fenomenologia e da meccanismi del poliziesco trapiantato negli scenari del racconto gotico, si trasforma in veicolo inquietante di una serie di discussioni e attitudini molte generalizzate sui legami che uniscono l'estetica e l'etica.
Un corteo di " mostri "ha trasformato la città in un criminale circo Barnum . In una Siviglia piovosa ed oscura nella quale delle forze " strane" si sono scatenate, l'ispettore Vendimía, un poliziotto dal viso sfigurato dalle cicatrici dovute al fuoco e Set Santiago, ex-avvocato che è appena uscito dal carcere per l'omicidio di una delle sue figlie, aspirano, ciascuno per ragioni molto differenti, a sviscerare la verità di quest'incubo.
Persone con deformità poco comuni, un ciclope, un marchettaro dalle ali atrofizzate, un medico con un omuncolo attaccato al corpo, un individuo con corna,….un altro con tre gambe…sono vittime di una serie di orribili omicidi che seguono il modello di antichi supplizi di Santi. Una donna bollita in un pentolone, un'altra, come Santa Daniela, tagliata in due trasversalmente… ad un'altra vittima dal corpo ricoperto di squame strappano i denti dopo averle tagliato le labbra con delle forbici…Le radici di questo delirio di sangue puntano verso un antico ospizio, " un'Opera di Carità" creata da un tal dottor Galera.
Come nel suo romanzo precedente il ritratto tipico di una Siviglia assolata, tutta orpelli e tauromachia, è bilanciata da un'incessante penombra, vicoli oscuri che nascondono una città tenebrosa di quartieri fatti di baracche, "áreas sombrías" che sono ricettacoli di tossici e prostitute.. L'autore non mostra alcuno spiraglio di empatia per i suoi personaggi…"Il meno cattivo" ha gettato sua figlia dal quarto piano ed il tentativo vano di simpatizzare con i "mostri" viene tagliato di netto. Sono perversi come tutti.

Juan Ramón Biedma mette in guardia il pubblico contro i pericoli dei "buoni sentimenti". La falsa compassione elevata come un muro di ipocrisia tra i diversi che si vorrebbero vedere carichi di bontà e i benpensanti bisognosi di redimersi dei propri peccati. Senza discorsi magniloquenti né lezioni di morale che ne possono derivare , l'esposizione dei fatti è sufficiente a chiarire ciò che, in verità, si cela sotto il racconto: il riflesso di una società distorta dalle sue contraddizioni.








El espejo del monstruo*

* The monster's looking-glass.

(Reseña en inglés, EUROPOLAR)
Zeki


Translation: Jean Burrell


'As infection inevitably makes a path for itself through the organic fabric with which it is in contact, so in academic literature there arise mutants emerging from its exposure to the different types of genre/genetic engineering.' So the author said recentl. And in truth he takes pride in demonstrating as much in his new book. Indeed El espejo del monstruo passes through the gloomy spaces of gothic romanticism, dark gore, an aftertaste of the weird and fierce social critique. The narrative is determined to 'reveal to the light of day' - so to speak - aspects of ourselves that we obstinately refuse to see in our day-to-day lives. This is a self-satisfied society, where no one over a size 8 is photographed and which bases its achievements on unrealistic aesthetic values that compel people to compensate for deficiencies by dressing themselves up in consumer purchases. The right to be different has become a dangerously subversive desire capable of destroying the group consensus. That is the looking-glass that reflects back our image.
Biedma uses popular literature's most varied techniques, from the soap opera to the suspense and horror story, to shape a thought-provoking narrative discourse that holds readers in its grip as they view the succession of sensationalist engravings akin to the ones that used to illustrate 19 th -century newspapers. At the same time this suggested narrative wrapped up as a tale in which adventure and mystery are combined, seasoned with elements of phenomenology and the mechanics of the detective story and transposed to the setting of a gothic tale, becomes a disturbing vehicle for a series of questions and very widespread attitudes on the connections between aesthetics and ethics.
A collection of 'monsters' has turned the town into a homicidal Barnum's circus. In a rain-sodden, gloomy Seville where the forces of the 'bizarre' are unleashed, Inspector Vendimia, a police officer whose face is disfigured by scars left by fire and Set Santiago, an ex-lawyer just released from prison where he was held for the murder of one of his daughters, are the men who, each for very different reasons, are trying to disentangle the truth behind the nightmare.
People with unusual deformities, a Cyclops, a gay with stumps of wings, a doctor with a dwarf stuck to his body, someone with horns.. .someone else with three legs, etc. … are the victims of a series of horrific murders that follow the pattern of ancient tortures inflicted on saints. A woman boiled in a cauldron, another cut in two like Saint Daniela … another victim, whose body is covered in scales, has her teeth pulled out after having her lips cut with scissors… The roots of this blood-soaked madness lead back to an old hospice, a 'charitable institution' set up by a certain Dr Galera.
As in his previous novel the typical picture of a Seville resplendent with sunshine, gaudy show and bullfighting is counteracted by a constant gloom: dark alleyways that house a shadowy city with slum districts, sombre zones harbouring junkies and whores. The author does not leave the smallest room for empathy with the characters… the 'least bad' one has thrown his daughter from the fourth floor and the vain attempt to sympathize with the 'monsters' is stopped dead. They are just as evil as everyone else.
Juan Ramón Biedma warns respectable citizen as to the dangers of 'warm sentiments', false compassion erected like a wall of hypocrisy between those who are 'different', and whom we would like to see as full of goodness, and the 'right-thinking' people who need to redeem their sins. Without grandiloquent speeches or moral lessons, laying out the facts is enough to reveal what really underlies the story: the reflection of a society distorted by its contradictions.








"El imán y la brújula"

(Bibliópolis)


Cuando uno comienza la lectura de El imán y la brújula, tarda poco en sentir el magnetismo de un escritor que conjura la literatura como el arte arcano y sorprendente que siempre debería ser. Con lo cual, pasadas pocas páginas, Juan Ramón Biedma nos guía, aún contra nuestra voluntad, por caminos no siempre recomendables, pero no por ello menos estimulantes.
En la Sevilla de 1926, Éctor Mena sale del paso gracias al pequeño contrabando. Fue profesor, fue combatiente en la guerra de Marruecos, desertó y pasó por la cárcel. Ahora se ha convertido en un personaje taciturno al que no quedan apenas convicciones. Corre el riesgo de desaparecer dentro de sí mismo. Será requerido para localizar dos películas que, junto a una tercera que acaba de salir al mercado negro, constituyen una trilogía filmada catorce años antes con los títulos de Donatien, Alphonse y François, los tres nombres del marqués de Sade.
Los responsables de las cintas, posiblemente filmadas para disfrute de hombres influyentes, eran siete jóvenes animosos, obsesionados con la idea de la transgresión en el Arte. Tenían por objetivo acabar con el concepto de divinidad. En la búsqueda de este tesoro, Éctor Mena se encontrará con personajes tan peculiares como el ilusionista Piancastelli, incluso un grupo de militares africanistas, que son conscientes del poder político que las películas les podrían proporcionar. Y el espacio y tiempo en que tendrá lugar esta investigación será el Madrid de 1926, poblado de bohemios y prostitutas, de literatos e indigentes.
Juan Ramón Biedma debutó en las letras hace no más de dos años con una novela apocalíptica de tinte anticlerical, El manuscrito de Dios, que llevaba sus propuestas al límite de lo posible. Un año después, con El espejo del monstruo, confirmaría su buen pulso narrativo al emular la fórmula de las novelas por entregas, desgranando la acción en breves capítulos, con lo que creaba la sensación constante de inquietud y peligro.
Tras el aire frenético de estas dos novelas, el autor ha decidido cambiar de registro, ofreciéndonos con El imán y la brújula una revisión personal, de nuevo con el catolicismo como telón de fondo, de la literatura pulp de los tiempos en que transcurre su novela. Sorprende lo distendido del tono, una voz capaz de referir los sucesos más cotidianos como algo extraño, y los más inexplicables, como algo natural. Y sorprende la pureza, la sencillez, incluso el esquematismo de esta novela, en la que el autor, bien lejos del manierismo que caracterizaba sus primeras novelas, nos guía por una intriga detectivesca en la que una lógica aplastante nos lleva de pista en pista. Si bien lo fantástico ha sido siempre una de las debilidades de Juan Ramón Biedma, en esta tercera novela adopta un registro que resulta realista, al menos en apariencia. De tal forma que el halo misterioso de la novela proviene más de la forma en que retrata los ambientes y sus personajes que de un efectismo puntual.
Queda pues El imán y la brújula como constatación de que se pueden escribir excelentes aventuras e intrigas detectivescas en España, sirviéndose además de nuestro propio legado histórico y cultural, aproximándolas además a la mejor tradición de la literatura de género anglosajona. De hecho, y aquí podríamos entrar en terrenos pantanosos, dimes y diretes, no falta quien piensa que esta novela es un ajuste de cuentas de Biedma hacia una de esas obras que le han marcado: El halcón maltés.


David G. Panadero








nortecastilla.es

La Semana Negra concluye con más visitantes y menos ventas


19.07.10 - 01:52 - AGENCIAS | GIJÓN
Tras diez días de actividades, ayer cerró sus puertas en Gijón la XXIII Semana Negra, el festival literario de novela policíaca, histórica y fantástica y de ciencia ficción, que concluyó con una cifra de visitantes algo superior a la del pasado año, pero con un descenso en las ventas de libro, efecto de la crisis económica que ya el año pasado tuvo unas consecuencias negativas sobre los libreros instalados en el recinto junto a la playa del Arbeyal.
El director de la Semana Negra, Paco Ignacio Taibo II, hizo un balance general positivo «con el impulso de una nueva generación de escritores y la mayor proyección en medios de comunicación extranjeros», dijo. La organización facilitó la estimación sobre el número de visitantes que ha tenido el recinto desde su apertura, el pasado viernes día 9 de julio, hasta su cierre ayer. Según estos cálculos, pasaron por el festival 865.000 personas, un número que supera ligeramente el del año anterior, aunque se mantiene bastante por debajo del millón que rondaba cuando se celebraba en un lugar mucho más céntrico de la ciudad, en los aledaños del campo del Molinón.
El actual recinto tiene capacidad para albergar a 40.000 personas de forma simultánea, bastantes menos que el anterior. La mayor afluencia de público se produjo el sábado día 17, cuando los organizadores aseguran que pasaron por el recinto 167.000 personas a lo largo de toda la jornada. A pesar del ligero incremento de visitantes, la Semana Negra no pudo sustraerse a los efectos de la crisis económica y el número total de ejemplares de libros vendidos ha bajado en un 10%. Los 27 libreros que este año acudieron a Gijón despacharon un total de 167.000 libros, aunque el dato puede resultar un tanto engañoso, puesto que se ha acentuado la tendencia iniciada el pasado año y los lectores se inclinan cada vez más por las ediciones de bolsillo, más baratas, frente a las 'tapas duras', como dicen los libreros, con lo que la caída de la facturación puede haber sido bastante mayor, si bien nadie quiso hacer una estimación concreta.
Este año, incluso se despacharon promociones de libros al precio de un euro, que ha subido de forma un algo engañosa la cifra total de ejemplares facturados. Según Chema Huerga, de la librería barcelonesa 'Negra y Criminal', los autores que más han vendido son Leonardo Sciascia y Camilla Läckberg. Cuando se le pregunta por los autores que han desfilado personalmente por la Semana Negra este año, destaca las ventas de 'El humo de la botella', de Juan Ramón Biedma. Entre el 9 y el 18 de julio, se desarrollaron 217 charlas, encuentros literarios y debates.









ENTREVISTA PARA ANDALUCÍA CRÍTICA

http://www.diariocritico.com/andalucia/2011/ Junio/entrevistas/274522/iglesias-entre.html

Una novela de zombis ambientada en la capital hispalense, con todo lo que eso conlleva. ¿Qué tal ha sido la acogida del libro?

Cuando inicié la presentación de la novela por distintos lugares del país iba dispuesto a aproximar su contenido a un público que quizás se mostrara extrañado ante una historia donde confluían el género policíaco y el de zombis, con la extravagancia, además, de estar emplazada en una ciudad como Sevilla.
Pero, para mi sorpresa, me he encontrado con la complicidad y la aceptación de un gran número de lectores que no sólo han entrado con naturalidad en el juego que propone Antirresurrección, sino que se han mostrado ávidos de enfrentarse a fórmulas literarias que se salieran del desarrollo habitual.

Tengo entendido que el nacimiento de esta novela fue casual. Una propuesta en un principio casi rechazada pero que poco a poco comienza a dar forma en su cabeza…

No es extraordinario que los autores recibamos ofertas para escribir relatos o artículos sobre temas concretos, pero una novela de encargo, con todo el tiempo y las dificultades de ejecución que conlleva, es bastante menos frecuente. Por eso mi primera reacción fue negativa, ya que por entonces estaba preparando un proyecto completamente distinto.
Sólo cuando estuve seguro de que podría utilizar dicho encargo para montar un entorno en el que escenificar una trama lo bastante personal, desmarcada de lo que se estaba haciendo en aquel momento pero al alcance de los seguidores al género, acepté implicarme en él.

Usted, que me consta que es un buen conocedor del universo zombi, ¿qué referencias ha empleado para la confección de la novela?

La enorme ventaja de que estemos hablando de un mito tan extendido es que se crea una especie de lenguaje de claves comunes que nos permiten movernos por el género sin tener que reinventarlo constantemente. Por ejemplo, en mi novela no se explica en ningún momento el origen de la plaga de los no muertos. No hace falta. Eso ya lo explicaron los que vinieron antes que yo. Todos sabemos que es perfectamente posible que el día menos pensado los muertos se pongan de pie. Eso me ha permitido centrarme en la peripecia de los personajes, en enriquecerla, sin perder el tiempo en detalles conocidos por todos.

Quizá, dentro de esa caracterización creada por el maestro George A. Romero, una de las innovaciones más llamativas que introduce en la novela sea la velocidad de movimiento de los resucitados…

Introducir innovaciones en los manuales de patología zombi es muy peligroso; como te descuides, y esto le ha ocurrido en más de una ocasión al propio Romero, pierdes toda credibilidad y terminas bordeando el ridículo o cayendo abiertamente en él.
Por eso puse mucho cuidado en que mis seres tuvieran un comportamiento bastante ortodoxo, que ya los incluiría yo en una narración fuera de lo convencional.
Pero lo que sí hice fue cambiar la mecánica del movimiento del podrido, de manera que recién muerto aún conservaba toda su velocidad, agilidad que iba disminuyendo hasta quedar en la lentitud romeriana que todos conocemos. Esta facultad me permitía hacerlo menos predecible y era en cierta medida explicable por cuestiones neurodegenerativas.

Aunque ambientación aparte, Antirresurrección es un policial y su peso recae en esa trama negra…

Unos meses después de haber sido publicada, después de haber conversado ya con muchísimos lectores, puedo decir que todos coinciden en el argumento funciona perfectamente como una novela negra, al margen del contexto de resucitados en el que se mueve, aunque al final procuro que todos los hilos de la historia estén conectados con el mundo en el que tiene lugar.
El telón de fondo de los zombis me ha permitido, además, retomar un recurso ya gastado como el del asesino en serie, en este caso por motivos religiosos, y darle una nueva vuelta de tuerca.

Aquí lo peor no son los muertos vivientes, si no la propia gente con la que se tiene que convivir para sobrevivir…

En un pasaje de Antirresurrección se dice que el mundo ya ha terminado, que la gente está viviendo su epílogo. Es inevitable que en un mundo donde lo peor ya ha ocurrido, el régimen moral que comparten los personajes se vaya desdibujando.
Para enfocar la plaga de los zombis, he tenido muy presentes otras epidemias e incluso catástrofes ocurridas durante la historia, y no hay ni una sola de ellas que no haya dejado traslucir lo mejor y lo peor del ser humano.

Esa “descomposición” que subyace tiene mucha fuerza simbólica, mucha de metáfora, ¿no?

La descomposición apreciable en la novela, más que simbólica, es bastante realista, prácticamente costumbrista.
Los movimientos sociales espontáneos que se están produciendo en nuestras ciudades y en cuyos principios tantos nos reconocemos, nos están enviando un mensaje de que las formulas en las que se asienta el sistema están agotadas, que tenemos que parar y renovarnos si no queremos convertirnos en muertos andantes.

¿Es el zombi un universo netamente cinematográfico, o puede desarrollarse también con éxito en la literatura?

Ni siquiera la mayor superproducción de Hollywood resiste el examen atento de un primerísimo plano. La novela, en cambio, tiene una gran ventaja y es que el departamento de caracterización de los monstruos está a cargo de cada lector.
Eso es algo que tuve muy presente mientras escribía Antirresurrección: que cualquiera que accediera a sus páginas podría tener a su alcance al más espantoso de los seres con sólo proponérselo; de mí dependía proponerle un mundo propio donde echarlo a andar.

Muchas gracias.








LA GANGSTERERA

Antirresurrección. Poli eres, y en zombi te convertirás.

Por Sergio Vera Valencia.


A poco que el lector que, por curiosidad o mera inconsciencia, haya llegado hasta estas líneas, se declare culpable de reincidir con premeditación, alevosía y relativa asiduidad en el género negro, sabrá que más de ochenta primaveras han pasado desde su alumbramiento, desde que Dashiel Hammett recogiera su “Cosecha roja”, y con ella, naciera el llamado “Hard Boiled”, el ya clásico arquetipo del detective duro y solitario que , con más pena que gloria y más músculo que seso, lucha por desatascar, al menos en parte (ínfima, pero parte al fin y al cabo), las hediondas cloacas de la sociedad en que le ha tocado malvivir.
En cambio, década escasa ha transcurrido desde que Max Brooks iniciase el boom editorial de la literatura zombi. Un movimiento que, como el virus que suele causar la reanimación de los pútridos, se ha extendido por todo el mundo hasta convertirse en una verdadera pandemia literaria y en un fenómeno sin precedentes por estas latitudes, sobre todo a raíz del más que recomendable “Apocalipsis Z” de Manel Loureiro.
Lo que nadie hasta la fecha parecía sospechar, ni siquiera los preclaros editores que pergeñaron la zombificación de “Orgullo y prejuicio” o la vampirización de Lázaro de Tormes, es que pudieran existir sinergias entre géneros tan dispares como el negro y el Z, pese al indudable momento de gracia por el que ambos están pasando en la actualidad.
Nadie, salvo Juan Ramón Biedma.
El sevillano, que lleva más de un lustro regalándonos lo que el gusta en denominar “thriller góticos”, y el que suscribe obras “tremendistas esperpéntico-criminales”, ha logrado, cual virtuoso alquimista de la palabra, transmutar con pasmosa e inverosímil maestría el espíritu netamente noir de maestros del género como Jim Thompson o Chester Hymes a las innumerables huestes de no muertos que cercan la post-apocalíptica capital hispalense que tan crudamente describe en “Antiresurrección”, su última novela.
Es más, en ella logra, como si no costara, la que muy bien podría ser la fórmula perfecta con que reanimar dos géneros que, tal vez lastrados por su propio éxito editorial, venían largo tiempo pidiendo a gritos un cambio de 180 º, a resultas del cual, nos encontramos, sin lugar a dudas, ante un nuevo subgénero literario: el “Hard Raw”
De la mano de “Antiresurrección”, les damos la bienvenida a Zevilla, uno de los últimos bastiones de la humanidad. Mas sólo recomendamos su visita a los amantes de las emociones fuertes, ah aquellos provistos del paladar necesario para deleitarse con el exquisito menú de degradación humana que con tanto mimo nos ha preparado el chef Biedma. En caso contrario, les agradecemos encarecidamente su visita, pero nos vemos forzados a rogarles amablemente que aparten sus sucias manos de tan suculenta oferta.
Para los gourmets, tan sólo unos sucintos apuntes acerca de su laberíntica y apasionante trama, que gira entorno a Ariza, una antigua policía metida a detective privado, y el desmemoriado teniente Trespalacios. Dos sabuesos en horas bajas que, pese a la escasa fe en el futuro que ambos profesan, y a que el pasado que ella no logra esquivar zurciéndose las venas a él se le escapó por un balazo en la sien, se verán forzados a cooperar en un vano intento por sobrevivir un día más a la catástrofe y arrojar luz sobre unos oscuros y retorcidos crímenes que a nadie importarían, de no haber tenido lugar cómo y dónde lo hicieron.
Pues, ¿qué sentido tiene prestar atención a unos cuantos cuerpos mutilados en diversas iglesias de la ciudad, cuando ésta se ha convertido en una auténtica orgía de muerte y destrucción, y el asesinato en el pan de cada día que acompaña al buffet libre de carne humana?
¿Por qué averiguar el causante de una diminuta boñiga cuando el mundo es un enorme campo de estiércol?
Precisamente, porque mientras quede algún rastro de vida humana sobre la faz de la Tierra, esperanza no, pero la diferencia de clase está más que asegurada. Eso, y que el hombre seguirá siendo un lobo para el hombre, porque lo verdaderamente escalofriante no son los muertos vivientes, sino lo que el hombre está dispuesto a hacer para sobrevivir, convirtiéndolo en un ser mucho más inhumano y aterrador que los supuestos monstruos.
De hecho, se sirve de este recurso, y de la lucidez e intensidad que tan sólo proporciona la escritura catártica, la narrativa convertida en exorcismo, para volver a poner de relieve un tema recurrente dentro de la literatura biedmaniana: la maldad inherente a la condición humana. Por este motivo, sus personajes son abyectos y desquiciados, ambiguos las más de las veces, tan trastornados que casi se nos antoja un manual de psicología clínica, y tantos, que podría tratarse de La versión Z de “la Colmena”, haciendo de ella una suerte de novela de novelas, de novela (psi)coral.
Además, “Antiresurrección” no es sólo la última, sino también una especie de compendio de toda la producción literaria de Biedma. En este sentido, La ambientación, sórdida y claustrofóbica, derrotista y superpoblada de tullidos y desheredados, recuerda enormemente a “El manuscrito de Dios”; el ritmo endiablado y folletinesco a “El Espejo del monstruo”; y la enorme calidad literaria que atesora a las de “El imán y la brújula”, por la que obtuvo el premio Hammett y el Novelpol en el año 2008, y al de “El humo en la botella”, por la que muy probablemente sea finalista, si no ganador, de ese mismo galardón en la Semana Negra de este año.
Y desde luego, yo no descartaría que, tras el desastre nuclear en el país del Sol Naciente, no se haga realidad el pesadillesco mundo que Biedma dibuja en “Antiresurrección”, y sea el propio autor redivivo el que, en un metafórico tributo a lo que ésta novela simboliza para el género que creó, le conceda el galardón que lleva su nombre en la del año que viene.
Y si no, tiempo al tiempo.

Antirresurrección.
Juan Ramón Biedma
Dolmen Editorial 2011.









CUESTIONARIO FIAT LUX



- ¿Por qué le dio por escribir novela negra?

En ningún momento decidí dedicarme al policiaco; sólo después de haber escrito bastantes relatos y algunas novelas fui consciente de donde había caído y de que no me apetecía salir de allí.

- En el juego de policías y ladrones, ¿con quién iba?

Con los ladrones siempre, hasta que me echaban de la banda por deshonesto, inmoral y corrupto.

- Tiene licencia novelesca para matar / Tenemos licencia literaria así que no se corte: ¿A quién mataría?

Hay una anciana de 86 años en mi barrio a la que se la tengo jurada, empezaría por ella. Y después a un taxista madrileño, al marido de una amiga, al técnico que me reparó el frigorífico hace tres años... La propuesta es muy tentadora.

- ¿Qué o a quién atracaría?

La primera respuesta que se me ocurre es un banco o uno de esas casas de empeño que han proliferado con la crisis. Pero al final haría la gilipollez de atracar una librería como Negra y Criminal o Estudio en escarlata con un camión para llevarme todas sus existencias.

- Si fuese detective, investigador, sabueso…, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?

Mi modelo siempre ha sido Lew Archer, que es como un psicoterapeuta a domicilio involucrado en las peores historias con las peores soluciones.

- Si fuera criminal, desde asesino a atracador, valen todos los palos, ¿quién o quiénes sería/serían su/sus modelo/modelos?

Cualquiera de los personajes libertarios del marqués de Sade.

- Díganos su escritor o escritores del negociado negrocriminal preferido/preferidos, y su/sus porqué/porqués

Ross Macdonald (el más inteligente), Chester Himes (el más comprometido) Vázquez Montalbán (el más poético)

- ¿Qué noticia, asunto de actualidad, ve o vería como argumento para novela negra? // ¿Y cómo podría ser o sería el planteamiento?

Hace muy pocos meses un indigente, ex actor, esquizofrénico, murió al ser reducido por la policía... La novela comenzaría por una de sus representaciones y seguiría con una de sus escenas callejeras. Todo parecería indicar que fue su pasado el que lo perseguía, pero no sería así.

- ¿Por qué se escribe tanta novela negra?

Supongo que hay múltiples razones, entre ellas que no hay género más hipnótico que éste, pero también influye que cierto número de autores se pasan a él porque creen que es fácil de practicar, de ahí que encontremos tanto libro de desecho.

- ¿Por qué se compra o se lee tanta novela negra?

Porque no hay género más interactivo entre autor y lector.

- ¿Usted qué piensa, que se lee novela negra por envidia (del bueno o del malo) o para aprender (a ser malos o a descubrir malos)?

La gente ya es bastante mala por sí misma, se cohíbe poco a la hora de practicar la maldad y podría dar clases de cómo llevarla a cabo. Son la mayoría de los escritores los que deben aprender del ciudadano corriente.

- ¿Todos somos un poco (o un mucho) criminales?

Me remito a la pregunta anterior.

- Puestos a elegir, ¿usted sería el criminal o el detective, el asesino o el policía, el ladrón o el investigador?

¿Puede ser un investigador criminal?

- Dígame una ciudad para cometer un delito

Pamplona, que es la última que acabo de descubrir.

- Cine Negro: una película (o unas películas)

Inquietudes, de Alan Rudolph. La huida, de Sam Peckinpah. Chinatown de Roman Polanski...

- Póngame una banda sonora para leer novela negra

Luigi Rubino - A Theme For The Moon.

- ¿Usted se pone música para escribir? ¿Qué música?

Me pongo música permanentemente, música que dependerá del nivel de concentración que necesite, del tema en el que esté trabajando, de mis nuevos descubrimientos. El listado sería inacabable.

- ¿Cómo es su espacio de trabajo?

Un despacho pequeño, rodeado de libros, juguetes y armas.

- ¿Cómo escribe; cuándo; cuánto…?

Me paso el día frente al ordenador, pero la mañana la dedico más bien a trámites administrativos, documentación, redes. Cuando de verdad comienzo a escribir es por la tarde/noche.

- Música al margen, ¿de qué se acompaña para escribir?

Eliminado el tabaco, ningún otro acompañamiento merece la pena.

- ¿Cómo se documenta para sus novelas?

Fundamentalmente a través de consultas bibliográficas, hemerotecas e internet, pero también tengo la suerte de disponer de algunos amigos que me proporcionan una impagable información acerca de algunas parcelas muy concretas

- ¿Es de los que llevan una libretita siempre a mano y va anotando secuencias, ocurrencias, cachitos de inspiración? /// ¿Nos leería algo de lo último que haya escrito en esa libreta?

Lo que siempre anoté en libretas ahora va al móvil, que tiene capacidad ilimitada. Lo último: Recuérdame mejor de lo que soy. Penny Dreadful

- ¿Empieza por el título o el título ya surgirá?

Soy incapaz de trabajar en algo que carezca de título.

- ¿Corrige mucho?

Intento corregirlo todo y casi todo lo que merece la pena es fruto de esas correcciones. Pero siempre tengo la sensación de no corregir lo suficiente.

- ¿Qué manías o supersticiones tiene mientras trabaja, mientras crea?

Desde que no fumo, las manías ya no tienen ninguna gracia.
Pero antes de ponerme a escribir, dedico unos minutos a no hacer nada, a intentar no pensar en nada.

- ¿Cómo se titula la novela, cuento, escrito…, que guarda en un cajón?

Se trata de unos cuentos, pero quizás el título de la colección sea lo único reutilizable, así que no voy a decirlo públicamente.

- ¿En qué está trabajando ahora?

En una nueva novela, quizás la más negra que he escrito. Y, como editor, en la mejor antología de relatos de autores españoles que se pueda imaginar.

- ¿Qué está leyendo ahora mismo?

“El viaje a ninguna parte” de Fernando Fernán Gómez

- ¿Qué libro/libros nos recomienda, además de lo suyo?

Como hablamos de detectives, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño.

- Y de la balda “rarezas y curiosidades” de su librería, ¿algún descubrimiento que quiera compartir con nosotros?

Las obras completas de Fu Manchú, de Sax Rohmer, bastante difícil de encontrar. Tan gratificante como casi todas las aventuras de los villanos.

- ¿La mejor forma de matar?

Como en el sexo, de forma sucia y sin precauciones de ninguna clase, disfrutando el momento.

- ¿Su entretenimiento favorito?

Un dolce far niente durante el que termino haciendo demasiadas cosas.


Juan Ramón Biedma / Enero - 2015








Tus magníficos ojos vengativos cuando todo ha pasado

Biedma desde la bruma


La nueva novela de Juan Ramón Biedma nos llega envuelta en una densa nebulosa de smog y violencia contenida, latente, difusa pero eficiente. Nacida en calles sucias, crecida en bajos fondos de sempiterno olor a carbonilla, madera a medio quemar, mataderos mal ventilados y detritus. Criada a los pechos secos de putas desdentadas y enfermas. Acunada en el regazo de la inanición, la desolación, la sórdida violencia del lumpen y la inmoralidad del resurrecionismo. Ilustrada en la escuela del ocultismo y educada en los más turbios y perversos recovecos de lo esotérico.

La nueva novela de Biedma, que se sustancia desde un marasmo de bruma densa y plomiza, sabe a pescado pasándose en una ruinosa lonja del Támesis. Huele como el sudor y la sangre estratificados sobre la pared del local que aloja cientos de peleas ilegales. Suena como lo hace el dolor de los estómagos vacíos de los miserables, y se queja con la oronda displicencia de las tripas llenas de los nobles. Vicios y virtudes. Gritos y golpes. Quizá solo vida.

La nueva novela de Biedma es, por cierto, extraordinaria.

Sobre el fondo de ese tétrico Londres de finales del siglo XIX que se desangra lentamente por debajo del trampantojo de mansas apariencias y buenas costumbres precariamente sostenido por el victorianismo, Holmes y Moriarty, héroe y antihéroe -los epítetos son intercambiables en este caso-, van a librar la penúltima batalla. Un episodio más en esa guerra eterna que, en realidad, no deja de ser el viejo combate del hombre contra sí mismo, de lo mejor y de lo peor que hay en nosotros pugnando por imponer su criterio al mundo para retorcer el pescuezo al pollo manchado de la realidad. Con una salvedad: nadie encarna nada y no existen posiciones cerradas ni trincheras porque ambos, cada uno a su modo, asumen su parte de bondad, de maldad, de idealismo, de convicción y de odio, lejos de los esquemas planos de pasados romanticismos decimonónicos. Pues del mismo modo que Carl Gustav Jung nos hizo saber que la personalidad estaría incompleta si no contuviera de alguna manera a su opuesto, Biedma ha comprendido que Holmes y Moriarty, en el fondo y por encima de clichés manidos, son demasiado parecidos como para ignorarse mutuamente. Como para no respetarse y detestarse con placer siempre correspondido.

Moriarty y Holmes –tanto monta- son en manos de Juan Ramón Biedma tipos que se perciben por encima de la altura de su tiempo, por encima del escenario y de sus actores. Tipos que alzan la vista sobre la masificación de las medianías que en el pecado mismo de sus propias excelencias y decisiones llevan inscrita la penitencia de sus vidas. A lo largo de la novela quiero imaginarlos como el Joker y Batman de la última página de La broma asesina: mirándose a los ojos, entre carcajadas, como uno miraría su reflejo absurdo en un espejo deformante. Separados únicamente por la precariedad de una línea pintada sobre el asfalto mojado. A ambos les bastaría con dar un simple paso y cruzar esa línea sucia para convertirse en el otro. Pero ninguno de los dos lo hará porque ya han tomado partido y asumido como parte intrínseca de sí mismos un destino inquebrantable.

La nueva novela de Biedma, como todas, nos relata una historia coral que ya se intuye desde su título a priori enigmático, a posteriori coherente. Es crisol de relatos, personajes, existencias y vivencias aparentemente inconexas –lo importante en este caso es la apariencia misma- que caminan hacia un mismo fin, que explotan en una apoteosis cósmica de consecuencias imprevisibles. Porque la vida es compleja, multicausal, y la única verdad metafísica es que todo se encuentra interconectado en el andamiaje de esta charada universal que es el mundo. Un mismo tren en el que todos los viajeros deben desarrollar su propio trabajo para que el convoy alcance su destino, que siempre es el de todos ellos en general, pero el de ninguno en particular. Piezas de un reloj eterno que late hasta agotar la clepsidra del tiempo.

Hacía mucho tiempo que Biedma, desde siempre un admirador entregado de los relatos de Sherlock Holmes, me venía hablando de su interés por escribir esta historia. Un proyecto que tardó en madurar porque lo bueno necesita ser pensado y repensado con calma. Y el resultado final, construido sobre un excelente trabajo de documentación, se encuentra muy por encima de mis mejores expectativas y ha demolido cualquier viso de escepticismo. No es solo que la cuidada prosa de Biedma –que es un escritor sensacional como ya nos ha demostrado muchas veces- se ajuste como un guante al contexto de sabor gótico, a ratos emborrachado de Poe, en el que nada la historia. Es también que ha sabido ir más allá de la inspiración original para descubrir nuevas facetas y detalles, nuevas formas y fondos que tal vez latieran ya de alguna manera en los textos de Conan Doyle, pero que nuestro Biedma ha sabido desarrollar y expandir desde la panorámica del presente. Menos inocente y más retorcida si se quiere, pero también mucho más auténtica.

Parafraseando a Nietzsche podríamos decir que Arthur Conan Doyle ha muerto, y que Biedma lo ha matado. Con sumo respeto. Con grave admiración. Incluso con la severidad solemne que preside el sepelio de los grandes hombres. Con la más distinguida consideración, pero sin piedad de clase alguna porque nadie concede lo que no se pide. Y tengo la impresión de que Doyle debió sonreír entretanto recibía cada puñalada con el emocionado acomodo del maestro que se reconoce en ese discípulo que vuela, y evoluciona, y transforma la herencia recibida para volar más allá del horizonte sobre alas nuevas. Tal cual debió sonreír Julio César tras la embestida postrera de un Bruto que –siempre lo he creído- nunca traicionó al tutor sino que, en todo caso, se limitaba a despedirse del docente demostrando en la práctica misma cuánto había aprendido.

Por cierto: la nueva novela de Juan Ramón Biedma es extraordinaria. Como siempre. Una de esas obras inolvidables que uno, tras volver la última página, envidia. Que simplemente lamenta no ser capaz de componer.

© Francis P. Fernández
Febrero 2015






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